Entrada 4 – Sábado 2 de enero de 2021
La primera explosión por polvo de harina documentada data de diciembre de 1785 y se produjo en el almacén de la panadería Giacomelli en Turín (Italia). El caso figura en los anales de la Academia de la Ciencia de Turín y ya entonces se determinó que la explosión fue causada por harina en suspensión que entró en contacto con una lámpara de aceite.
El 2 de mayo de 1878, en Minneapolis (EE. UU.), en el molino Washburn se incendia la harina en suspensión. La consiguiente explosión derriba un edificio de siete plantas y hace volar el techo por los aires. Mueren dieciocho trabajadores.
El 13 de marzo de 1985 en el puerto de Bahía Blanca (Argentina) veintidós personas pierden la vida como consecuencia de una inmensa explosión de harina.
El 20 de agosto de 1997, en Blaye (Francia), una explosión destruye 29 silos de grano de los 45 con los que contaba la instalación. Mueren 11 personas.
El 7 de abril de 1993, en Bélgica, explota un silo de cereales. Balance: cinco muertos y dos heridos graves.
El 21 de mayo de 2005, la explosión de una harinera en Huesca se cobra cinco vidas.
En los años subsiguientes se cuentan innumerables incendios y explosiones de polvo de cereales (South Sioux City, Valladolid, Palencia, Zaragoza, Francia, Bélgica), aunque por suerte con menos víctimas, ya que las medidas de seguridad (ventilación adecuada, filtros, barreras físicas, limpieza, etc.) han ido ¡por fin! en aumento.
El problema fundamental es la escasa concienciación respecto del peligro de explosión que entraña el polvo de cereales y, en particular, de harina refinada. Se trata de una amenaza por lo general desconocida, pese a que solo se necesitan 50 gramos de harina por metro cúbico de aire para que la mezcla sea inflamable. La harina se compone principalmente de almidón, un carbohidrato hecho de moléculas de azúcar encadenadas que se pueden quemar con gran facilidad (en el exterior, porque una vez ingeridas, cuesta Dios y ayuda quemarlas, os lo aseguro).
Causas de las explosiones de polvo
La explosión de polvo se produce cuando materiales sólidos inflamables se mezclan en gran volumen con el aire, en presencia, además, de algún foco de calor. La interacción de esos tres factores (polvo de cereal, aire y calor) provoca la primera explosión, que desencadena un incendio pequeño y levanta el polvo depositado en el resto de la instalación. Este, al combinarse con el aire y el incendio inicial induce una nueva explosión (explosión secundaria), que a su vez origina nuevas ondas expansivas que remueven el polvo de otras áreas, ocasionando nuevas explosiones (explosión terciaria), y así sucesivamente. De este modo, las instalaciones se ven sometidas a una reacción en cadena que puede adquirir visos de catástrofe total y mortal.
Índice de explosividad y riesgo de explosión
Las explosiones pueden ocurrir en cualquier fase de todo proceso que conlleve la manipulación de polvo de cereales, como la molienda, el secado, el transporte o el almacenamiento en silos, entre otros. Los riesgos de explosión dependen del material almacenado y responden a un índice de explosividad.
NATURALEZA DEL POLVO | Índice de explosividad |
Almidón de trigo | 35.00 |
Almidón de patata | 20.90 |
Almidón de maíz | 10.60 |
Azúcar en polvo | 9.60 |
Polvo de granos | 9.20 |
Índice de explosividad | Riesgo de explosión |
< 0.10 | Débil |
0.10 a 1.00 | Moderado |
1.00 a 10.00 | Fuerte |
> 10.00 | Muy fuerte |
Fuente: Laboratorio Oficial J.M. Madariaga. Revista MAPFRE Seguridad N° 82.
Un experimento
De hecho, cualquiera puede hacer una pequeña prueba. Solo necesita un plato con harina, una vela y una pajita o popote. Se pone la vela delante del plato de harina y se sopla por la pajita consiguiendo una llamarada en cuanto el polvo toca la llama.
En este vídeo podéis ver en vivo la experiencia:
https://www.youtube.com/watch?v=YT9IUQFh1nQ
Investigué y me di cuenta del peligro que entraña esta inocente sustancia, siempre presente en nuestros hogares. También me ha resultado sorprendente ver que en muy pocos manuales profesionales de repostería se trata de este importante riesgo.
En conclusión: es conveniente evitar la manipulación de harinas cerca de fuentes de calor y explicarles a quienes nos rodean este peligro desconocido, aunque real.
Espero, por consiguiente, haber aportado mi motita de harina en aras de la seguridad en nuestras cocinas.
¡Qué interesante! Y qué miedito. ¿Existe algún riesgo real con la harina que almacenamos en casa o son cantidades demasiado pequeñas? Ya me veo vaciando la despensa…
Realmente, con la harina que almacenamos en casa el riesgo se limita solo a una eventual llamarada ya que no existiría polvo disperso suficiente para desatar una reacción en cadena. Sin embargo, el riesgo de llamarada es muy real si, por ejemplo, estamos amasando cerca de una placa de gas con llama y echamos un puñado de harina sobre la encimera para evitar que se pegue la masa, o si echamos con brusquedad una cucharada de harina para espesar una salsa y parte del material vuela a los costados de la olla.
Pero vamos, que en casa no creo que tengáis harina suficiente como para imitar a Denzel Washington. Puedes dejar tu despensa tal y como está.
¡Increíble! No tenía idea de esto. Gracias por ponernos al tanto.